ROMANTICISMO
El romanticismo es un movimiento cultural históricamente
circunscrito, y por el otro una actitud humana recurrente. Esta ambigüedad de
significación es mucho más acentuada por lo que se refiere al adjetivo
“romántico” que a los adjetivos “humanístico”, “ilustrado”. El vocablo
“romántico” (romantic) había tenido en un principio en Inglaterra (hacia fines
del siglo XVIII) un uso relacionado con lo que será su significado posterior:
significaba “romancesco”, es decir, relativo al “romance”
Principio de la época contemporánea producidos en el mundo
por las revoluciones norteamericana y francesa “evolución industrial”
Características fundamentales del romanticismo como fenómeno
histórico. Esas características se pueden comprender sólo por referencia con la
génesis histórica del movimiento romántico que surgió como una reacción
consciente contra los rasgos preponderantes del clima de la Ilustración (en la
cual, sin embargo, hinca sólidas y profundas raíces).
La Ilustración se caracteriza por el reconocimiento de que
la razón es la fuerza que debe dominar al mundo, aunque siempre está en
contraposición a éste, como el deber ser frente al ser (piénsese en el
kantismo, en su “sapere aude” y en el imperativo ético), el romanticismo
consiste en reconocer que la razón, o mejor dicho, una fuerza infinita de la
que la razón es sólo un aspecto, es la sustancia del mundo y en él se mantiene
y habita. El mal, la infelicidad y el dolor, que para la Ilustración son los
signos reveladores de los límites y la imperfección intrínseca del mundo
humano, se convierten para el romanticismo en elementos de un Todo en su
conjunto pacífico y feliz. La negatividad, el contraste, el dolor se justifica
y acogen dentro de una visión más universal.
La aceptación de lo negativo y del contraste, conciliándolos
en síntesis superiores.
Actitud individualista en sentido prometeico.
Preeminencia del modelo estético.
El romanticismo, en la medida en que revalorizaba los
caracteres nacionales, las lenguas modernas, el arte de inspiración popular
ingenua, el libre desarrollo individual, se inclinará a preocuparse por la
escuela elemental y popular, los jardines de niños, las escuelas de enseñanza
mutua, la adopción de métodos más concordes con un pleno respeto de la
espontaneidad infantil. Se trata de un vasto movimiento en ese sentido, que se
extiende por casi toda Europa y que, en el fondo, respondía además a una
precisa coyuntura económica y política. En efecto, el Estado moderno tiene
necesidad de súbditos conscientes y de trabajadores con un mínimo de cultura.
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